Sexo y espiritualidad: es más común de lo que crees (y cero raro, te lo juro)

Por Nataly en June 17, 2025, 11:30 a.m.

Sexo y espiritualidad: es más común de lo que crees (y cero raro, te lo juro) 

Ok, imagina esto: acabas de tener sexo o una buena sesión de autoplacer y, más allá del “uff qué rico”, sientes una paz… como si te hubieran alineado los chakras o algo así. ¿Te ha pasado? Bueno, eso tiene nombre (y no es brujería): sexualidad espiritual. 

No te me asustes, no necesitas incienso, yoga ni estar en posición de flor de loto. Acá te vamos a contar cómo conectar con tu placer de una forma más… intensa, más completa. Como quien dice: mente, cuerpo y alma, ¡todo incluido!

¿Qué rayos es la sexualidad espiritual? 

Piensa en esto: no todo sexo tiene que ser “rápido, furioso y a ver si llegamos”. A veces el sexo se siente como una conexión que va más allá del cuerpo. Como si en lugar de solo tener sexo, estuvieras compartiendo energía, emociones, hasta ternura cósmica (¡sí, así de cursi y bonito a la vez!). 

La sexualidad espiritual no es otra cosa que ponerle conciencia y presencia a lo que estás sintiendo. Se trata de dejar de estar en piloto automático y disfrutar cada segundo, cada parte, cada suspiro.

¿Y cómo se vive? ¿Se me va a aparecer el universo? 

Spoiler: no, nadie va a flotar (a menos que sea por placer). 

Sientes todo con más intensidad. Desde las caricias hasta los besos, hasta el aire entrando a tus pulmones. 

El orgasmo es diferente. Puede ser más suave, más largo, o sentirlo en todo el cuerpo. 

Te conectas contigo o con tu pareja de una manera que dices “wow, esto fue más que sexo”.

¿Tengo que hacer tantra o ir a un retiro con gurús? 

¡Para nada! El tantra es precioso, pero no obligatorio. Esto lo puedes hacer en pijama, en tu cuarto, con velitas o sin nada, solx o acompañadx. Lo importante es querer sentir más, no hacer más.

Prende la velita (literal o figuradamente) 

Haz que el momento se sienta especial. Apaga las luces, pon musiquita chill, prende una vela rica (si se derrite en aceite, mejor). Respira. Siente. No empieces directo a lo que ya sabes. Dale sabor al previo. Esto no es delivery, ¡es slow sex, baby! 

Recomendación: Velas de masaje que huelen rico y se sienten mejor aún.

Mastúrbate como si fueras arte (porque lo eres) 

Nada de “rápido y al punto”. Hoy toca tocarte como si fueras una obra de arte que se adora. Tócate el cuello, las piernas, los pezones. Mastúrbate con intención. Date las gracias. Te juro que cambia todo. 

 Bonus: cierra los ojos y visualiza la energía subiendo desde tus pies hasta la cabeza mientras te das placer. Suena loco… funciona.

Respiran juntas (sí, en serio) 

Si estás con pareja: respiren al mismo tiempo. Miren sus ojos. No digan nada. Solo respiren. Es raro al principio, luego es como si el alma dijera: “Ah, esto quería yo”.

 Que el orgasmo no sea el final del cuento 

No te apures a terminar. Y cuando termines, quédate un rato. Siente el cuerpo, el calor, los latidos. ¿Cómo te sientes? ¿Livianx? ¿Con ganas de reírte? ¿De llorar de gusto? Todo es válido. Ahí está la parte espiritual, en ese mini momento donde todo parece calmo.

Hablen después… o acaríciense, o ríanse, o coman chocolate 

El post-sexo también cuenta. No te vayas corriendo a ver el celular. Tómate ese ratito para abrazar, hablar, acurrucarte. O qué sé yo… para pedir una pizza. Todo eso también es conexión.

¿Y esto es mejor que el sexo normal: 

¡No es una competencia! Solo es otra forma de vivirlo. A veces quieres conexión profunda. A veces quieres solo sudar y dormir. Todo está bien. Pero cuando quieras algo más… ya sabes por dónde empezar. 

Sexo espiritual no es raro, no es esotérico, no es para gente iluminada. Es para ti, si quieres probar algo distinto, conectar más contigo o con la persona que te calienta el alma (y el cuerpo, claro). No necesitas reglas, solo darte permiso de sentir más. Y si puedes disfrutarlo, reírte un poco y descubrir cosas nuevas en el camino… pues, ¡mejor!